Se trata de un plato típico de las zonas de interior y de la época de la matanza. Se llama así porque antiguamente no había sistema de refrigeración para almacenar la comida. Entonces se freía el embutido (longanizas, morcilla, chorizo, etc.), las costillas de cerdo y el lomo y se introducían en orzas con aceite para que la carne se mantuviese. En la actualidad se continúa haciendo pero es más común utilizar botes de cristal.
Se suele acompañar de ajo con patatas. Este acompañante es sencillo de elaborar aunque requiere tiempo. En un mortero se pican unos ajos secos, se añade la yema de huevo y se va removiendo echándole aceite poco a poco. Cuando ha tomado consistencia se le añaden patatas cocidas. La costumbre es comerlo mojando pan.